Las cumbres de la Sierra de Ayllón se encuentran en los pisos bioclimáticos oro y criooromediterráneo, presentando comunidades características de estas grandes altitudes, muy ricas en especies endémicas. Así, aparecen pastizales psicroxerófilos en las cotas más elevadas (Hieracio myriadeni-Festucetum indigestae), piornales (Senecioni carpetani-Cytisetum oromediterranei), cervunales quionófilos (Campanula herminii-Festucetum ibericae), cervunales oromediterráneos higrófilos (Luzulo carpetanae-Pedicularietum sylvaticae, Campanulo herminii-Festucetum rivularis), comunidades rupícolas (Saxifragetum willkommianae) y glerícolas oromediterráneas (Digitali carpetanae-Senecionetum carpetani, Rumicetum suffruticosi, Criptogrammo crispae-Dryopteridetum oreadis), en las cuales abundan las especies endémicas o de carácter alpino: Biscutella intermedia, Minuartia recurva, Senecio carpetanus, Armeria caespitosa, Thymus praecox, Sempervivum vicentei, Hieracium vahlii ssp. myriadenum, Digitalis purpurea ssp. carpetana, Leucanthemopsis pallida, Jasione crispa ssp. centralis, Plantago alpina, Saxifraga willkommiana, Viola montcaunica, Botrychium lunaria, Meum athamanticum, Ranunculus nigrescens, Campanula herminii, Criptogramma crispa, Dryopteris oreades, Festuca iberica, Gentiana lutea, Murbeckiella boryi, Polygonum alpinum, Pedicularis sylvatica, Euphrasia hirtella, Silene ciliata, etc.
El oromediterráneo ayllonense es hábitat de la notable mariposa Parnassius apollo, así como de la lagartija roquera (Podarcis muralis) en extremo de distribución, de la ratilla nival (Chionomys nivalis), que habita los canchales más altos y las morrenas glaciares, y el pechiazul (Luscinia svecica) que mantiene un pequeño núcleo reproductor en los piornales y brezales más altos.
La zona contiene el más extenso de los tres hayedos relícticos del Sistema Central (Hayedo de Tejera Negra), hoy Parque Natural. Destacan en él los bosques de haya (Galio rotundifolii-Fagetum), en notable regeneración tras la declaración del espacio protegido y la supresión del aprovechamiento del haya, y los abedulares (Melico-Betuletum celtibericae), también relícticos, ocupando fondos de barrancos y vaguadas con humedad edáfica. Estos bosques, junto con los rebollares húmedos (Festuco heterophyllae-Quercetum pyrenaicae), constituyen importantes refugios de especies eurosiberianas ausentes en otras áreas de la Meseta (Gymnocarpium dryopteris, Pyrola minor, Pyrola rotundifolia, Dryopteris filix-mas, Dyopteris carthusiana, Athyrium filix-femina, Polystichum lonchytis, Polystichum aculeatum, Blechnum spicant, Fraxinus excelsior, Ilex aquifolium, Quercus petraea, Populus tremula, Taxus baccata, Ulmus glabra, Corylus avellana, Sorbus aucuparia, Sorbus aria, Prunus avium, Galium rotundifolium, Vaccinium myrtillus, Deschampsia flexuosa, Luzula lactea, Moehringia trinerva, Scrophularia alpestris, Hyacinthoides non-scripta, Teucrium scorodonia, Oxalis acetosella, Lapsana communis, Doronicum carpetanum, Melica uniflora, Paris quadrifolia, Polygonatum verticillatum, Polygonatum odoratum, Epilobium montanum, Lilium martagon, Hepatica nobilis, Sanicula europaea, Luzula sylvatica, etc.)
Los bosques húmedos de la Sierra constituyen también refugio relíctico para especies nemorales como la becada (Scolopax rusticola), nidificante escaso e invernante y migrador regular, el murciélago de bosque (Barbastella barbastellus), detectado recientemente en escaso número, los también nidificantes bisbita arbóreo (Anthus trivialis), zorzal común (Turdus philomelos) y alcaudón dorsirrojo (Lanius collurio), con áreas de cría más norteñas, y los micromamíferos Sorex granarius y Microtus lusitanicus. También los bosques y riberas húmedos son hábitat del lagarto verdinegro (Lacerta schreiberi), que mantiene buenas poblaciones en el extremo oriental de su área de distribución, y la culebra lisa (Coronella austriaca).
En dominio de hayedos y rebollares húmedos aparecen brezales (Erico arboreae - Arctostaphylletum crassifoliae, Halimio ocymoidis-Ericetum aragonensis, Junipero nanae-Vaccinietum myrtilli), de gran originalidad por ser muy escasos en el resto del Sistema Central. Estos brezales son refugio de numerosas especies de hábito atlántico (Genistella tridentata, Genista pilosa, Avenula sulcata, Luzula lactea, Vaccinium myrtillus, etc.). También en estas zonas aparecen escobonales (Genisto floridae-Cytisetum scoparii, Genisto floridae-Adenocarpetum hispanici, Genisto cinerascentis-Cytisetum oromediterranei), comunidades de óptimo carpetano-Ibérico-Leonés que aquí se encuentran un extremo oriental de su área de distribución.
Los rebollares de la Sierra de Ayllón (Festuco heterophyllae-Quercetum pyrenaicae y Luzulo forsteri-Quercetum pyrenaicae) son los más extensos y más representativos de Castilla-La Mancha, presentando como cortejo característico Arenaria montana, Melapyrum pratense, Stellaria holostea, Festuca heterophylla, Lathyrus montanus, Aquilegia vulgaris, Hypericum puchrum, Holcus molli, Conopodium bourgaei, Clinopodium vulgare, Poa nemoralis, Luzula forsteri, Viola riviniana, Lathyrus niger, Hieracium murorum, Primula veris, Geum sylvaticum, Vicia orobus, Epipactis helleborine, Sedum forsteranum, Viola sylvatica, etc. El abandono del carboneo y la gran reducción del aprovechamiento de leñas esboza un futuro optimista para la recuperación natural de grandes extensiones de rebollar en estas Sierras.
Se destaca aquí la presencia aislada de un sabinar en Tamajón, que ocupa tanto dolomías cretácicas como pizarras silúricas, hecho este último fuertemente singular dada la ecología de Juniperus thurifera. Sobre las dolomías de Tamajón existe un lapiaz muy bien desarrollado, con formas en "ciudad Encantada" y comunidades rupícolas calcícolas (Chaenorhino-Sarcocapnetum) y comunidades terofíticas (Saxifrago tridactylitae-Hornungietum petraeae)
Las litologías básicas afloran en determinados enclaves al sur de la zona, a lo largo de un afloramiento mesozoico que orla la Sierra. En la zona en que el río Jarama atraviesa este afloramiento se produce una hoz caliza bien desarrillada con comunidades rupícolas basófilas aisladas, acompañada de un magnífico quejigar con arces (Cephalanthero rubrae-Quercetum fagineae), que en la parte más húmeda se transforma en avellanar (Geo urbani-Coryletum avellanae).
La vegetación en galería fluvial se encuentra bien representada en esta Sierra en sus variantes supramediterráneas silicícolas. Resulta de especial interés las alisedas (Galio broteriani-Alnetum glutinosae), de gran extensión y excelente grado de conservación en los ríos Jarama, Sorbe y Bornova. Para este tipo de hábitat se ha constatado también una creciente expansión y desarrollo fruto del abandono de la actividad humana.Es destacable la comunidad de grandes cárices amacollados (Galio broteriani-Caricetum reuterianae) que aparece en el borde de las alisedas. Los abedulares (Melico-Betuletum celtibericae), formaciones relícticas, son destacables en los ríos Jarama y Berbellido. Descacan también las saucedas arbóreas de Salix atrocinerea (Rubo-Salicetum atrocinerae) que ocupan las partes altas de los ríos, y las saucedas arbustivas de los tramos sometidos a frecuentes riadas (Salicetum salvifolio-lambertianae). En vaguadas amplias donde el suelo está sometido a procesos de gleyzación, aparecen fresnedas (Querco pyrenaicae-Fraxinetum angustifoliae), aunque muy alteradas por la transformación en prados de diente (Cynosurion cristati), de siega (Arrhenatherion elatioris) o cervunales (Campanulo herminii-Nardion strictae), separados por vallas de pizarra, con aspecto de "bocage". Son notables los pastizales de tipo cervunal en las áreas pastoreadas con humedad edáfica en vaguadas (Genisto anglicae-Nardetum strictae, Carici pallescentis-Luzuletum multiflorae)
Es también destacable la presencia de turberas ácidas, comunidad escasa en el extremo oriental del sistema central por lo abrupto del relieve. Han sido asignadas a la asociación Caricetum carpetanae, presentando brezales higrófilos de orla (Genistion micrantho-anglicae), comunidades interiores de Rhynchospora alba y Eleocharis acicularis asignables a la alianza (Hyperico elodis-Sparganion), y cervunales higrófilos (Luzulo carpetanae-Pedicularietum sylvaticae).
La red hidrográfica en la Sierra tiene un elevado grado de conservación hasta la llegada de los ríos a la línea de embalses reguladores situados al sur de la zona (Pontón de la Oliva, Vado, Beleña, Alcorlo). La ausencia de industria y la reducida población humana (<2 habitantes/Km2) garantizan la ausencia de contaminación en las aguas. Así, los ríos de esta zona representan un hábitat de primer orden para la nutria, que mantiene excelentes poblaciones, peces autóctonos como la boga (Chondrostoma polylepis), bermejuela (Rutilus arcasii) y colmilleja (Cobitis paludica y Cobuitis calderoni), martín pescador (Alcedo atthis) y el desmán (Galemys pyrenaicus), que mantiene aquí poblaciones aisladas del núcleo principal de distribución de la especie en el Sistema Central, muy vulnerables frente a perturbaciones externas y probablemente amenazado directamente por la proliferación del visón americano.
Las comunidades rupícolas silicícolas se encuentran bien representadas por la abundancia de roquedos. La comunidad más frecuente es Asplenietum septentrionali-billotii, apareciendo en las zonas mesomediterráneas Asplenio billotii-Cheilanthetum tinaei, en el oromediterraneo Saxifragetum willkommianae, y sobre determinados roquedos elevados con repisas terrosas y umbrosas Sedo hirsuti-Saxifragetum continentalis. Sobre litosuelos en roca (Gneis) se ha citado la asociación Evaco carpetanae-Sedetum andegavense y en áreas más elevadas y húmedas Polytricho piliferi-Sedetum pedicellati.
Los frecuentes roquedos conforman un hábitat de excepcional importancia para un amplio conjunto de aves rupícolas. La zona supera los criterios numéricos establecidos en la aplicación de la Directiva de Aves para Aguila real (Aquila chrysaetos), Buitre (Gyps fulvus), Halcón (Falco peregrinus) y Búho real (Bubo bubo), siendo abundante la chova piquirroja (Pyrrhocorax pyrrhocorax). Otras especies de gran interés como águila perdicera (Hieraaetus fasciatus), Alimoche (Neophron percnopterus) y los Roqueros rojo y solitario (Monticola saxatilis y M. solitarius) utilizan la Sierra de Ayllón como zona de cría. La gran importancia de la zona para aves rapaces y necrófagas rupícolas se ve amenazada por la disminución continua de las poblaciones de conejo de monte y de la cabaña ganadera, aunque la disponibilidad de presas como liebre, zorro y crías de corzo o jabalí se viene manteniendo.
Menos conocido, debe destacarse la importancia de la Sierra de Ayllón para determinadas especies de invertebrados raras o endémicas. Tal es el caso de Lucanus cervus, Parnassius apollo ssp. escalerae, Plebicula nivescens, Ocnogyna tatreillei, Hyphoraia dejeani, Euphydryas aurinia o Nymphalis antiopa. |